lunes, 14 de junio de 2010

REVOLUCIÓN MEXICANA - JUANA GALLO


Resulta que Ángela Ramos, alias "Juana Gallo", fue un personaje real de la ciudad de Zacatecas, que nada tuvo que ver con la Revolución Mexicana, sino antes a la contra. Me explicaré.

Ángela Ramos Aguilar, que así se llamaba la supuesta heroína revolucionaria de la película de marras, nace en la ciudad de Zacatecas, el 1°. de octubre de 1876, en la calle de Los Pachones, en el barrio pobre del Templo de Nuestro Padre Jesús, según el escritor zacatecano Ignacio Flores Muro, autor del libro La verdadera Juana Gallo, impreso en Zacatecas en el año de 1979, con un tiro de 4,000 ejemplares, uno de los cuales me sirve de guía en las apreciaciones conducentes, aparte de la tradición oral, recibida de apreciados amigos zacatecanos con los que tengo el enorme placer de contar, como el culto, hermanable y tocayo Enrique A Rodríguez.

Ángela Ramos Aguilar debe más su fama a su mote, que a sus hechos. Fue en los tiempos de su educación primaria cuando el cura don José Eugenio Narváez la bautizó con el mote de Juana Gallo, debido a que ya destacaba por bravucona y peleonera, lo que tenía ya impacientado al religioso; por ello, al descalabrar a un compañerito de un pizarrazo en la cabeza, el cura, harto ya de sus riñas ftecuentes, para llamarla al orden, le gritó: "Aplácate, Juana Gallo". Dice Flores Muro que lo de Juana fue por lo común del nombre, y lo de Gallo, por lo brava. Lo cierto es que a partir de ese momento, el apodo de Juana Gallo marcó para siempre la vida de Ángela Ramos Aguilar, y dio lugar a una de las más grandes mentiras y farsas del cine mexicano, estelerizada por María Félix, la actriz que siempre se caracterizó por arquear la ceja de manera arrogante y por su soberbia.

Parece ser que a Ángela Ramos Aguilar no le gustó mucho su apodo de Juana Gallo. Sin embargo, toda su vida hizo honor a él, por su carácter pendenciero y belicoso, sobre todo cuando de defender a los curas se trataba en los conflictos religiosos.

La vida de Ángela Ramos Aguilar está caracterizada por la bebida, por las parrandas, por la defensa de los curas frente a los revolucionarios y por vender en una canasta tacos en las cantinas, lo que le servía para dispararse con los regocijados parroquianos dimes y diretes de palabras fuertes y de alto calibre.

Tan gallona en Juana Gallo, que se cuenta en el libro de Flores Muro que, en cierta ocasión, cuando el general Benjamín Hill inició la clausura de los templos en Zacatecas, siendo comandante militar en 1915, Juana Gallo le espetó: "¡Mira, general, tráenos aquí a tu madre y ponte unas naguas pa' que nos acompañes al cuartel". También se dice en el mismo libro que en 1926, cuando el general Eulogio Ortiz encarceló a los padres y al obispo de Zacatecas, monseñor Ignacio Plascencia, Juana Gallo se le enfrentó valientemente, le propinó sus buenas cachetadas, lo jaloneo del chaquetín y le exigió que liberara a los prisioneros, lo que hizo Eulogio Ortiz, por temor al pueblo armado con piedras y palos, encabezado por Juana Gallo.

Estos dos episodios son bastante difíciles de creer, por no decir inverosímiles, pues Benjamín Hill era un revolucionario valiente y de una fuerte personalidad, como para que alguien le faltara al respeto, así se tratara de Juana Gallo o de Juan Polainas. Por otra parte, el "Güero Ulogio" no se tentaba el corazón para disparar en contra de quien fuera, allí está el caso del padre Correa, a quien fusiló en Durango, y de los cuarenta vasconcelistas que ordenó pasar a bayoneta para no hacer ruido, cuando fue comandante militar del Valle de México.

Sin duda que Juana Gallo es un personaje popular de Zacatecas, que merece respeto como todos los personajes populares, pero es el caso que el pueblo de Zacatecas y el pueblo de México también merecen respeto, como todos los pueblos que han forjado su historia con lágrimas, sudor y sangre; y es el caso también que se les falta al respeto, cuando en el Museo de la Toma de Zacatecas, que se encuentra en la Bufa, se monta toda una sala dedicada a Juana Gallo, valga decir a María Félix, caracterizada como Juana Gallo en sus andanzas revolucionarias, que le valen las tres estrellas de Coronela y que tiene una importantísima participación ni más ni menos que en la toma de Zacatecas que tantas vidas le costaron a la Revolución Mexicana, cuando lo más de revolucionario que tuvo el personaje real fue una cierta amistad con los generales revolucionarios Pánfilo Natera y Anacleto López, y nada más.

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